De entre los más de 10.000 castillos que pueblan estas tierras, pocos, o casi ninguno, tienen los dos honores con los que cuenta este. Por un lado, ser una de las ultimas fortaleza, uno de los últimos castillos. Pero por otro, ser el primero, una de las primeras residencias que abren el camino al renacimiento. Y es que, de la mano de Juan Guas, los Mendoza construyeron esta pequeña gran maravilla que habla de mundos que acaban, y de historias que empiezan. Un cambio de época, de vida, de tiempo, simplemente, hecho piedra.
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