Una foto captada este miércoles, de una hembra con su cría del año nacida esta primavera. El tamaño de la cría es llamativo, para la época del año que estamos. Probablemente la cría es un macho que ha pegado un buen estirón.
Vengo siguiendo a esta y otras poblaciones de rebecos hace varios años. Aunque éste año me perdí la época de partos por el confinamiento.
En mis campeos de este verano, me he topado con los restos del cadáver de 3 crías en tres zonas distintas de la Cordillera Cantábrica en asturias.
Para los partos las hembras se habrán separado de los rebaños retirándose a los lugares más inaccesibles o con mucha cobertura vegetal, para evitar a los depredadores interesados en sus pequeñas crías, las cuales al nacer pesan apenas 2.5 kg.Las hembras paridas permanecerán durante
el verano ocupando cotas mayores que los machos, donde acompañadas de sus crías permanecen mejor protegidas de sus depredadores; lobos, zorros y águilas en el caso de las crías, estando también más tranquilas al permanecer más alejadas de la actividad humana.
Se estima que la mitad de las crías(40-50%), no sobreviven el primer invierno, lo cual hace que el
crecimiento poblacional sea muy bajo, en torno al 10% anual. Las crías que sobreviven acompañan
a su madre hasta los dos años, y algunas hembras incluso hasta su maduración sexual, sobre los tres
años.
El sex-ratio en adultos se desvía a favor de las hembras, oscilando entre 1y 2 hembras por macho, dependiendo de las
poblaciones. Pudiendo tener una alta longevidad, ya que pueden superar los 20 años de edad. Los adultos poseen altas tasas de supervivencia (0,90), y no entran en la
senescencia hasta los 11-13 años de edad. Y aunque en poblaciones en crecimiento, las hembras con dos años ya pueden reproducirse, en poblaciones estabilizadas
no suelen hacerlo hasta los 3-4 años de edad.
Fotograma completo.
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