Cuando ya se barrunta la primavera y muchas aves ya están preparando sus nidos y poniéndose nerviosas con la búsqueda de pareja, y cuando incluso algunas ya están tumbadas incubando, cambio de tercio y del frío blanco de la escarcha invernal turolense me voy a las verdes y cálidas sierras del Sistema Central recordando algunas jornadas de la primavera pasada con esta otra especie, fetiche para mí. Al igual que me pasa con las cabras monteses, el pechiazul (Luscinia svecica) resulta ser para mí una disculpa inmejorable para subir a mis queridas montañas. La primavera pasada no pudimos aunar el celo de los pechis con las laderas repletas de piorno serrano (Cytisus oromediterraneus) completamente florido, aunque tampoco estaban feos. Es más, casi mejor, puesto que, al final, dio más variedad al archivo, dado que otras temporadas anteriores sí que habíamos podido realizar sesiones con la sierra florida.
Voy, pues, a subir en mis próximas jornadas algunas imágenes de este precioso animal, dedicadas a Félix Morlán, con quien arrancó este grupo.
Saludos a todos.
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