Llevo unos días, buscando en los archivos mas antiguos fotos de las que ya casi ni me acordaba,
La verdad es que con esto disfruto recordando momentos vividos y esta foto de un macho de pardillo común es uno de ellos.
Fotografiado en un viejo pilón, de un pueblo abandonado de la Alcarria, que llene de agua a la espera de ver que especies acudían.
Esta tomada con mi primera reflex digital, la Canón 40D y el 100-400 antiguo y también tiene un recorte de un 20% apriximadamente,
Anda que no ha llovido desde entonces.
Saludos.

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Un macho de Oropéndola (Oriolus oriolus) fotografiado en la ribera de un rio extremeño, poco antes de que emprenda su viaje migratorio al Africa tropical .
Con esta foto, participo en el tema quincenal del grupo PhotoNature, dedicado a el color amarillo en la naturaleza.
Saludos.

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Ya se escucha en estos días, los silbidos de las oropéndolas en los sotos, los bosques de ribera y las dehesas.
Son difíciles de ver entre las altas ramas de los árboles donde habitan y que rara vez abandonan y aunque parezca lo contrario el vistoso plumaje amarillo chillón de los machos, les camufla a la perfección entre el denso follaje, las hembras aún son mas discretas en el color del plumaje, predominando los tonos verdosos y aún mas difíciles de ver que sus brillantes consortes.
En pocos días realizaran un primoroso nido colgado en la horquilla de un alto árbol y efectuaran la puesta de huevos que incubaran durante doce o trece días y una vez que nazcan los polluelos los alimentaran por otros veinte días aproximadamente y cuando el verano este en pleno apogeo para finales del mes de Julio y durante todo el mes de Agosto empezaran la vuelta a sus lugares de invernada en el África tropical, no sin antes visitar todas las higueras que puedan para atiborrarse de sus frutos y coger mucha grasa, que les permita que ese retorno acabe bien.
Por tanto solo vamos a poder disfrutarlas durante cuatro meses mas o menos, por lo que vamos a intentar aprovecharnos de tener esta joya alada no solo para fotografiarlas, que suele ser complicado, si no también intentar localizarlas entre las copas de los árboles o lo que es mas sencillo, escuchar al menos su melodioso silbido y también su áspero reclamo de llamada.
Salir a la naturaleza y disfrutar al máximo de lo que esta nos ofrece, es la cuestión y de paso intentar aprender de todo ello.
Un saludo.

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No resulta sencilla la aproximación a esta especie, parece tener siempre un recelo especial con las personas y cuando siente que estas muestran un interés hacia ella, marca una distancia prudencial con estas, volando por lo general ladera arriba.
Esto unido a que habita terrenos por lo general bastante abruptos, hace que la aproximación a cuerpo sea una labor bastante complicada, por lo que para conseguir fotos cercanas siempre suele haber un trabajo previo el cual no garantiza siempre un buen resultado.
En este caso una espera desde un escondite, con la esperanza de que el pájaro tomara un posadero en el que tenía querencia comprobándose esta con unos prismáticos a distancia, obtuvo un resultado, si bien la collalba entro cuando la luz empezaba a ser algo fuerte
Saludos.

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Hace algo mas de veinte años, el poder observar en algún humedal español un Morito común (Plegadis falcinellus), era todo un acontecimiento.
Hoy en día es una especie en expansión y no resulta raro poder verla en cualquier humedal de la costa mediterránea o de la costa andaluza, incluso también en algún humedal interior de la zona manchega.
Este éxito colonizador, tiene su máximo exponente en las marismas del Guadalquivir, donde hay instalada una colonia de cría de cerca del millar de parejas criando en un punto determinado.
En la foto un Morito común (Plegadis falcinellus), perteneciente a esa población de las marismas del Guadalquivir, mostrando el bonito plumaje de tonos irisados que posee esta especie, por cierto único ibis europeo.
Saludos.

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