El edificio del Palacio Episcopal de Córdoba se asienta sobre el solar del palacio de los Emires y Califas de Córdoba.
Por el lado oriental, que constituye la fachada principal del edificio, se abre en línea casi paralela a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Es precisamente por ese lado por donde el edificio conserva aún lo más sólido del amurallamiento del Palacio Califal, con singulares contrafuertes.
El edificio se compone de tres plantas y de un gran patio central sobre el que giran las galerías y crujías hasta la altura indicada.
Se conservan restos del siglo XVI, como una portada de piedra.
Destaca la capilla del Palacio Episcopal, de planta rectangular y ábside plano, construida en el siglo XVIII.
Residencia de los emires y califas de Córdoba y sede del gobierno de al-Ándalus desde el siglo VIII, en que se establece Córdoba como capital.
Los ejes viarios de este Palacio serían actualmente la plaza del Campo Santo de los Mártires (donde se conservan restos de los baños califales) y las calles Doctor Fleming, Tomás Conde, Torrijos, Amador de los Ríos y Santa Teresa Jornet, hallándose actualmente sus restos cubiertos por construcciones como el Hospital de San Sebastián (Palacio de Congresos), Palacio Episcopal -los muros de este edificio datan, en parte, de época califal-, Biblioteca Pública Provincial, Seminario de San Pelagio y Alcázar de los Reyes Cristianos. Era un edifico de probable origen visigodo que, como es lógico sufrió sucesivas transformaciones en la época de dominio islámico. Tenía su propia muralla, abierta a través de varias puertas: en primer lugar, la Puerta de Azuda (Bab as-Sudda), la más grande de todas las de palacio. Junto a ella, las fuentes citan otras cinco puertas: Puerta de los Jardines (Bab al-Yinán); Puerta de la Justicia (Bab al-Adl); Puerta de la Fábrica (Bab al-Sinaa); Puerta Real (Bab al-Mulk) y, Puerta del Sabat (Bab al-Sabat), que permitía el acceso directo del imán a la Mezquita a través de un pasadizo.
Junto a la Dar al-Mulk estaba situado un jardín en el cuál se hallaría la Rawda o cementerio real, no documentado arqueológicamente.
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El edificio del Palacio Episcopal de Córdoba se asienta sobre el solar del palacio de los Emires y Califas de Córdoba.
Por el lado oriental, que constituye la fachada principal del edificio, se abre en línea casi paralela a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Es precisamente por ese lado por donde el edificio conserva aún lo más sólido del amurallamiento del Palacio Califal, con singulares contrafuertes.
El edificio se compone de tres plantas y de un gran patio central sobre el que giran las galerías y crujías hasta la altura indicada.
Se conservan restos del siglo XVI, como una portada de piedra.
Destaca la capilla del Palacio Episcopal, de planta rectangular y ábside plano, construida en el siglo XVIII.
Residencia de los emires y califas de Córdoba y sede del gobierno de al-Ándalus desde el siglo VIII, en que se establece Córdoba como capital.
Los ejes viarios de este Palacio serían actualmente la plaza del Campo Santo de los Mártires (donde se conservan restos de los baños califales) y las calles Doctor Fleming, Tomás Conde, Torrijos, Amador de los Ríos y Santa Teresa Jornet, hallándose actualmente sus restos cubiertos por construcciones como el Hospital de San Sebastián (Palacio de Congresos), Palacio Episcopal -los muros de este edificio datan, en parte, de época califal-, Biblioteca Pública Provincial, Seminario de San Pelagio y Alcázar de los Reyes Cristianos. Era un edifico de probable origen visigodo que, como es lógico sufrió sucesivas transformaciones en la época de dominio islámico. Tenía su propia muralla, abierta a través de varias puertas: en primer lugar, la Puerta de Azuda (Bab as-Sudda), la más grande de todas las de palacio. Junto a ella, las fuentes citan otras cinco puertas: Puerta de los Jardines (Bab al-Yinán); Puerta de la Justicia (Bab al-Adl); Puerta de la Fábrica (Bab al-Sinaa); Puerta Real (Bab al-Mulk) y, Puerta del Sabat (Bab al-Sabat), que permitía el acceso directo del imán a la Mezquita a través de un pasadizo.
Junto a la Dar al-Mulk estaba situado un jardín en el cuál se hallaría la Rawda o cementerio real, no documentado arqueológicamente.
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El edificio del Palacio Episcopal de Córdoba se asienta sobre el solar del palacio de los Emires y Califas de Córdoba.
Por el lado oriental, que constituye la fachada principal del edificio, se abre en línea casi paralela a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Es precisamente por ese lado por donde el edificio conserva aún lo más sólido del amurallamiento del Palacio Califal, con singulares contrafuertes.
El edificio se compone de tres plantas y de un gran patio central sobre el que giran las galerías y crujías hasta la altura indicada.
Se conservan restos del siglo XVI, como una portada de piedra.
Destaca la capilla del Palacio Episcopal, de planta rectangular y ábside plano, construida en el siglo XVIII.
Residencia de los emires y califas de Córdoba y sede del gobierno de al-Ándalus desde el siglo VIII, en que se establece Córdoba como capital.
Los ejes viarios de este Palacio serían actualmente la plaza del Campo Santo de los Mártires (donde se conservan restos de los baños califales) y las calles Doctor Fleming, Tomás Conde, Torrijos, Amador de los Ríos y Santa Teresa Jornet, hallándose actualmente sus restos cubiertos por construcciones como el Hospital de San Sebastián (Palacio de Congresos), Palacio Episcopal -los muros de este edificio datan, en parte, de época califal-, Biblioteca Pública Provincial, Seminario de San Pelagio y Alcázar de los Reyes Cristianos. Era un edifico de probable origen visigodo que, como es lógico sufrió sucesivas transformaciones en la época de dominio islámico. Tenía su propia muralla, abierta a través de varias puertas: en primer lugar, la Puerta de Azuda (Bab as-Sudda), la más grande de todas las de palacio. Junto a ella, las fuentes citan otras cinco puertas: Puerta de los Jardines (Bab al-Yinán); Puerta de la Justicia (Bab al-Adl); Puerta de la Fábrica (Bab al-Sinaa); Puerta Real (Bab al-Mulk) y, Puerta del Sabat (Bab al-Sabat), que permitía el acceso directo del imán a la Mezquita a través de un pasadizo.
Junto a la Dar al-Mulk estaba situado un jardín en el cuál se hallaría la Rawda o cementerio real, no documentado arqueológicamente.
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El edificio del Palacio Episcopal de Córdoba se asienta sobre el solar del palacio de los Emires y Califas de Córdoba.
Por el lado oriental, que constituye la fachada principal del edificio, se abre en línea casi paralela a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Es precisamente por ese lado por donde el edificio conserva aún lo más sólido del amurallamiento del Palacio Califal, con singulares contrafuertes.
El edificio se compone de tres plantas y de un gran patio central sobre el que giran las galerías y crujías hasta la altura indicada.
Se conservan restos del siglo XVI, como una portada de piedra.
Destaca la capilla del Palacio Episcopal, de planta rectangular y ábside plano, construida en el siglo XVIII.
Residencia de los emires y califas de Córdoba y sede del gobierno de al-Ándalus desde el siglo VIII, en que se establece Córdoba como capital.
Los ejes viarios de este Palacio serían actualmente la plaza del Campo Santo de los Mártires (donde se conservan restos de los baños califales) y las calles Doctor Fleming, Tomás Conde, Torrijos, Amador de los Ríos y Santa Teresa Jornet, hallándose actualmente sus restos cubiertos por construcciones como el Hospital de San Sebastián (Palacio de Congresos), Palacio Episcopal -los muros de este edificio datan, en parte, de época califal-, Biblioteca Pública Provincial, Seminario de San Pelagio y Alcázar de los Reyes Cristianos. Era un edifico de probable origen visigodo que, como es lógico sufrió sucesivas transformaciones en la época de dominio islámico. Tenía su propia muralla, abierta a través de varias puertas: en primer lugar, la Puerta de Azuda (Bab as-Sudda), la más grande de todas las de palacio. Junto a ella, las fuentes citan otras cinco puertas: Puerta de los Jardines (Bab al-Yinán); Puerta de la Justicia (Bab al-Adl); Puerta de la Fábrica (Bab al-Sinaa); Puerta Real (Bab al-Mulk) y, Puerta del Sabat (Bab al-Sabat), que permitía el acceso directo del imán a la Mezquita a través de un pasadizo.
Junto a la Dar al-Mulk estaba situado un jardín en el cuál se hallaría la Rawda o cementerio real, no documentado arqueológicamente.
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El edificio del Palacio Episcopal de Córdoba se asienta sobre el solar del palacio de los Emires y Califas de Córdoba.
Por el lado oriental, que constituye la fachada principal del edificio, se abre en línea casi paralela a la fachada occidental de la Mezquita-Catedral. Es precisamente por ese lado por donde el edificio conserva aún lo más sólido del amurallamiento del Palacio Califal, con singulares contrafuertes.
El edificio se compone de tres plantas y de un gran patio central sobre el que giran las galerías y crujías hasta la altura indicada.
Se conservan restos del siglo XVI, como una portada de piedra.
Destaca la capilla del Palacio Episcopal, de planta rectangular y ábside plano, construida en el siglo XVIII.
Residencia de los emires y califas de Córdoba y sede del gobierno de al-Ándalus desde el siglo VIII, en que se establece Córdoba como capital.
Los ejes viarios de este Palacio serían actualmente la plaza del Campo Santo de los Mártires (donde se conservan restos de los baños califales) y las calles Doctor Fleming, Tomás Conde, Torrijos, Amador de los Ríos y Santa Teresa Jornet, hallándose actualmente sus restos cubiertos por construcciones como el Hospital de San Sebastián (Palacio de Congresos), Palacio Episcopal -los muros de este edificio datan, en parte, de época califal-, Biblioteca Pública Provincial, Seminario de San Pelagio y Alcázar de los Reyes Cristianos. Era un edifico de probable origen visigodo que, como es lógico sufrió sucesivas transformaciones en la época de dominio islámico. Tenía su propia muralla, abierta a través de varias puertas: en primer lugar, la Puerta de Azuda (Bab as-Sudda), la más grande de todas las de palacio. Junto a ella, las fuentes citan otras cinco puertas: Puerta de los Jardines (Bab al-Yinán); Puerta de la Justicia (Bab al-Adl); Puerta de la Fábrica (Bab al-Sinaa); Puerta Real (Bab al-Mulk) y, Puerta del Sabat (Bab al-Sabat), que permitía el acceso directo del imán a la Mezquita a través de un pasadizo.
Junto a la Dar al-Mulk estaba situado un jardín en el cuál se hallaría la Rawda o cementerio real, no documentado arqueológicamente.
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