Convento de la Piedad, en su origen, fue un beaterio donde se recogía a jóvenes huérfanas. Fue fundado a finales del siglo XVI por doña Isabel de la Cruz. El templo actual fue edificado, por el obispo Marcelino Siuri. La Iglesia es de planta sencilla, pero cuenta con unas bellas yeserías policromadas, realizadas en su mayor parte por Teodosio Sánchez Cañadas, quien también se encargó del Altar Mayor, con columnas salomónicas y decorado con distintos motivos de colores. Más tarde, en el siglo XVII, el padre Cosme Muñoz, pionero en establecer escuelas en los beaterios para la educación de la mujer, se hizo cargo de la casa. Rápidamente se llenó de chicas jóvenes que puso bajo la tutela de unas virtuosas mujeres llegadas del beaterio de Montoro, y de un rector nombrado por el obispo. Se admitían niñas desde los siete años; a los diez años de estancia en el colegio podían quedarse de maestras en él o salir para casarse, con una dote donada por el colegio y por la Obra Pía que fundó el obispo fray Diego Mordones.

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Convento de la Piedad, en su origen, fue un beaterio donde se recogía a jóvenes huérfanas. Fue fundado a finales del siglo XVI por doña Isabel de la Cruz. El templo actual fue edificado, por el obispo Marcelino Siuri. La Iglesia es de planta sencilla, pero cuenta con unas bellas yeserías policromadas, realizadas en su mayor parte por Teodosio Sánchez Cañadas, quien también se encargó del Altar Mayor, con columnas salomónicas y decorado con distintos motivos de colores. Más tarde, en el siglo XVII, el padre Cosme Muñoz, pionero en establecer escuelas en los beaterios para la educación de la mujer, se hizo cargo de la casa. Rápidamente se llenó de chicas jóvenes que puso bajo la tutela de unas virtuosas mujeres llegadas del beaterio de Montoro, y de un rector nombrado por el obispo. Se admitían niñas desde los siete años; a los diez años de estancia en el colegio podían quedarse de maestras en él o salir para casarse, con una dote donada por el colegio y por la Obra Pía que fundó el obispo fray Diego Mordones.

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Convento de la Piedad, en su origen, fue un beaterio donde se recogía a jóvenes huérfanas. Fue fundado a finales del siglo XVI por doña Isabel de la Cruz. El templo actual fue edificado, por el obispo Marcelino Siuri. La Iglesia es de planta sencilla, pero cuenta con unas bellas yeserías policromadas, realizadas en su mayor parte por Teodosio Sánchez Cañadas, quien también se encargó del Altar Mayor, con columnas salomónicas y decorado con distintos motivos de colores. Más tarde, en el siglo XVII, el padre Cosme Muñoz, pionero en establecer escuelas en los beaterios para la educación de la mujer, se hizo cargo de la casa. Rápidamente se llenó de chicas jóvenes que puso bajo la tutela de unas virtuosas mujeres llegadas del beaterio de Montoro, y de un rector nombrado por el obispo. Se admitían niñas desde los siete años; a los diez años de estancia en el colegio podían quedarse de maestras en él o salir para casarse, con una dote donada por el colegio y por la Obra Pía que fundó el obispo fray Diego Mordones.

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Convento de la Piedad, en su origen, fue un beaterio donde se recogía a jóvenes huérfanas. Fue fundado a finales del siglo XVI por doña Isabel de la Cruz. El templo actual fue edificado, por el obispo Marcelino Siuri. La Iglesia es de planta sencilla, pero cuenta con unas bellas yeserías policromadas, realizadas en su mayor parte por Teodosio Sánchez Cañadas, quien también se encargó del Altar Mayor, con columnas salomónicas y decorado con distintos motivos de colores. Más tarde, en el siglo XVII, el padre Cosme Muñoz, pionero en establecer escuelas en los beaterios para la educación de la mujer, se hizo cargo de la casa. Rápidamente se llenó de chicas jóvenes que puso bajo la tutela de unas virtuosas mujeres llegadas del beaterio de Montoro, y de un rector nombrado por el obispo. Se admitían niñas desde los siete años; a los diez años de estancia en el colegio podían quedarse de maestras en él o salir para casarse, con una dote donada por el colegio y por la Obra Pía que fundó el obispo fray Diego Mordones.

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Convento de la Piedad, en su origen, fue un beaterio donde se recogía a jóvenes huérfanas. Fue fundado a finales del siglo XVI por doña Isabel de la Cruz. El templo actual fue edificado, por el obispo Marcelino Siuri. La Iglesia es de planta sencilla, pero cuenta con unas bellas yeserías policromadas, realizadas en su mayor parte por Teodosio Sánchez Cañadas, quien también se encargó del Altar Mayor, con columnas salomónicas y decorado con distintos motivos de colores. Más tarde, en el siglo XVII, el padre Cosme Muñoz, pionero en establecer escuelas en los beaterios para la educación de la mujer, se hizo cargo de la casa. Rápidamente se llenó de chicas jóvenes que puso bajo la tutela de unas virtuosas mujeres llegadas del beaterio de Montoro, y de un rector nombrado por el obispo. Se admitían niñas desde los siete años; a los diez años de estancia en el colegio podían quedarse de maestras en él o salir para casarse, con una dote donada por el colegio y por la Obra Pía que fundó el obispo fray Diego Mordones.

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