En
Twiter y también en
Biodiversidad virtual
Hoy el agua ha recogido acunándolo el reflejo fino de la luna y navega en verde por su cielo líquido cruzando el océano de orilla a orilla. Luna verde en un cuerpo de sonrisa, cuarto creciente de silencio que en siete noches verá la luz de luna llena.
Ya cerca de las puertas de la primavera,
Closterium dianae quizá guiada por las estrellas navega liviana en su barco fino de curvada simetría, simetría de luna verde, de sonrisa abierta, un arco de Diana, que debió perder en un descuido y que en vez de flechas lanzó la vida en un cuarto creciente de belleza, sonrisa de gratitud.
Closterium dianae está fuertemente curvada en un arco fino y regular como una sonrisa honda, pero también como un arco tenso de Diana cazadora y acuática. Es una de las características de esta especie, su curvatura y su perfil estilizado. En el interior de
Closterium los cloroplastos tiñen todo de verde acompañados de cinco o seis pirenoides, reservas de proteínas que salpican también de forma ordenada su interior.
Los bordes de
Closterium bullen de vida en su interior, cristalitos de sulfato de bario vibran en sus extremos como dentro de un cascabel acuático, quizá para llamar la atención de esa Diana que perdió el arco, a pesar de ser una diosa.
Aunque
Closterium dianae prefiere las aguas de montaña para vivir, no es raro que aparezca en otros lugares de llanuras y costas, se ha utilizado por su sensibilidad para estudiar el efecto que los detergentes pueden causar en el agua.
Hoy
Closterium dianae se acerca al cielo desde las cumbres de Guadarrama acompañada de la luz y el silencio de las estrellas en su travesía de gratitud alegre
Closterium dianae ha sido fotografiada en vivo a 400 aumentos empleando la técnica de campo oscuro y polarización. Procede de una muestra de agua recogida el día 25 de enero de 2018 en las turberas de Canencia en la Sierra de Guadarrama donde cada gota es un mundo y al mismo tiempo un universo minúsculo de lunas y estrellas.
