El sábado de Carnaval, Villares de Jadraque celebra una antigua tradición que cuenta con siglos de historia. Un grupo de hasta 12 vecinos recorren las calles de Villares convertidos en vaquillones, que corren tras la gente del pueblo, especialmente las mozas, para embadurnarlas de hollín.
En su llamativa indumentaria destacan las amugas que portan en sus hombros, unas angarillas de madera en las que se llevaba antiguamente la leña y la mies, cuya parte delantera se remata con cuernos de vaca, mientras que de la posterior se cuelgan numerosos cencerros.
Los Vaquillones portan unas capas rojas, y ocultan su rostro tras una máscara de arpillera, que apenas les deja espacio para los ojos. La indumentaria se completa con un sombrero de paja, pantalones de pana y albarcas. Estas dos últimas prendas se intercambian entre los participantes para no ser reconocidos por sus vecinos. Por último, en la boca llevan un silbato o chiflo, fabricado de vejiga de cerdo, que emplean para comunicarse entre sí sin ser reconocidos.
A mediodía, la Asociación de Vecinos La Alegría ofrece a todo el que quiera una comida a base de las tradicionales migas serranas, tras la que tiene lugar la salida de los vaquillones.
El gran arraigo que presenta entre los vecinos, así como su elevado valor cultural y etnográfico, motivó la declaración de la fiesta de los Vaquillones como de Interés Turístico Provincial.
Conviene llamar a algún vecino para confirmar la fecha de salida de estos “animales” enmascarados por las calles de Robledillo, en la bella campiña arriacense.
Era corriente en el pasado, en muchos pueblos de la provincia, la salida de “zamarrones”, vaquillas y vaquillones… todos ellos disfrazados zoomórficos con andrajos y pieles de animales, sobre todo en carnaval; hoy estas manifestaciones han quedado reducida a Villares de Jadraque, Robledillo de Mohernando y Membrillera (llamadas aquí Vaquillas).
Los mozos de Robledillo se visten en número de cuatro o cinco con largas sayas de esparto y capuchas del mismo material, en los hombros unas amugas (se usaban para acarrear la mies), a las que se añaden cuernos por delante y cencerros por detrás. Estos recorren las calles en busca de mozas y chicos a los que “almorzar” y levantar las faldas… a veces la botarga se viste para acompañarlos, animando la fiesta disfrazados y mascaritas del pueblo que se encuentran en las cercanías de la plaza mayor. Sin duda, es una fiesta digna de conservarse y potenciarse por su singularidad.
Autor: José-María Moreno García. Fotógrafo humanista y documentalista. Cronista Oficial de la Villa de Madridejos.
Una de las mejores formas de conocer la historia de un pueblo es a través de sus imágenes; en ellas se conserva no sólo su realidad tangible, calles, plazas, monumentos, sino también sus costumbres, fiestas, tradiciones, lenguaje, indumentaria, gestos y miradas, que nos dicen sin palabras como se vivía, cuales eran sus esperanzas y temores, qué había en su pasado, qué esperaban del futuro. Uno de los objetivos más ambiciosos es recuperar y catalogar todo el material gráfico existente en nuestra familia desde 1.915, para después ponerlo a disposición de vosotros, que la historia volviera a sus protagonistas, y los que aún siguen con nosotros pudieran disfrutar con ello. VISITA La colección "CIEN AÑOS DE FOTOGRAFÍA FAMILIA MORENO (1915-2015)" en
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